

25 de noviembre 2025 - 14.22 hs.
“Ser mujer emprendedora no es solo crear un proyecto: Es sostener una visión mientras se sostiene una vida. Es transformarse en puente entre lo que una desea ser y lo que el mundo necesita”, señaló la Lic. Griselda Méndez, jefa del área de Psicología del Departamento de Programas de Salud dependiente de la Dirección de Medicina Preventiva y Programas de Salud del IPS.
“Desde la psicología sabemos que una mujer emprendedora atraviesa desafíos particulares: la presión por rendir, la auto exigencia, la idea de tener que “poder con todo”, el miedo a equivocarse, la desigualdad de oportunidades y muchas veces, la invisibilidad emocional”.
“A su vez sabemos algo más profundo: Emprender es un acto psicológico de coraje. Implica tolerar la incertidumbre, tomar decisiones aun sintiendo miedo, regular emociones intensas, sostener ideas nuevas frente a miradas escépticas y construir identidad desde la libertad no desde la comparación”.
La mujer emprendedora es una mujer que:
- Se vuelve aliada de su creatividad.
- Aprende a escuchar sus valores.
- Reconoce el cansancio a tiempo.
- Pide ayuda sin culpa.
- Aprende a celebrar lo pequeño.
“La salud mental es una pieza central del emprendimiento. No hay proyecto que crezca cuando el alma está agotada. No hay meta sostenible sin descanso, límites y autocuidado” explicó la Lic. Paola Fernández, psicología Clínica de Programas de Salud.
“Por eso, en este día, honramos a cada mujer que: Se atreve, se organiza, se reinventa y sigue adelante, incluso cuando el miedo aparece”.
“Para cada mujer, quien convierte una idea en camino, una necesidad en solución, una historia en servicio es porque el emprender no es solo producir. Es construir vida” resaltó la profesional.
Frase para destacar
“La mujer emprendedora no nace del éxito: nace de la fuerza emocional de no rendirse ante sí misma”.
Tips para manejar la culpa en mujeres emprendedoras
1. Preguntarse: “¿De qué valor viene esta culpa?”
La culpa muchas veces aparece porque te importa: tu familia, tu responsabilidad, tu proyecto.
Nombrar el valor, baja la autocrítica.
2. Usar lenguaje compasivo y no punitivo.
En lugar de: “Soy un desastre”.
Prueba decir: “Estoy aprendiendo algo nuevo”, “Hice lo mejor posible con lo que tenía”.
3. Permitirse ser suficiente, no perfecta.
El perfeccionismo alimenta culpa; la suficiencia alimenta equilibrio.
4. Practicar el permiso interno.
Decirse a una misma: “Tengo permiso para descansar sin justificarme”.
5. Detectar el ‘debería’.
La culpa vive en frases como: “Debería haber hecho más…”
Entonces cuando aparezcan, contesta:
“Estoy eligiendo desde mis valores, no desde mis deberías”.

