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El sobrepeso la ansiedad y la depresión el estigma en la salud mental

9 de octubre 2025 - 12.20 h

La obesidad va más allá de lo físico, existen estigmas y exclusión social que afectan la salud mental, generando ansiedad, depresión y aislamiento.

El  Día Mundial de la Salud Mental que se celebra mañana 10 de octubre y del Día Nacional de la lucha contra la Obesidad , es una oportunidad para crear conciencia, mejorar la comprensión y fomentar la acción sobre problemas de salud.

La obesidad  y la salud mental esta enfermedad crónica y multifactorial  van de la mano afecta a millones de personas en el mundo. 

Desde la Psicología, el abordaje de la obesidad va mucho más allá de contar calorías o seguir una dieta asi lo indica la Lic. Liz Aguiar Jefa del área de Psicologia del Hospital IPS Ingavi implica comprender las emociones, los pensamientos y los comportamientos que la acompañan.

La obesidad es una condición médica caracterizada por una acumulación excesiva de grasa corporal que puede impactar de manera significativa en la salud física y mental. 

Si bien es ampliamente conocida por su relación con enfermedades como la diabetes o los problemas cardiovasculares, menos se habla del impacto emocional que sufren las personas con obesidad debido al estigma social, los prejuicios y la exclusión.

Existe una relación bidireccional
Por un lado, los trastornos de ansiedad, depresión, baja autoestima o estrés crónico pueden predisponer a una alimentación desregulada.

Por otro, el estigma social, la frustración por los intentos fallidos de bajar de peso y la autocrítica constante pueden deteriorar la salud mental, generando un círculo vicioso difícil de romper.

La comida y las emociones
En ese sentido Aguiar refiere que la comida, en muchos casos, se convierte en un regulador emocional como por ejemplo  comer para calmar la tristeza, el enojo, la soledad o el aburrimiento. Esta “conducta emocional con la comida” puede aliviar temporalmente el malestar, pero a largo plazo refuerza la culpa y la autoimagen negativa.

¿Lic. Aguiar cómo gestionar la conducta emocional con la comida?
Se trabaja en cl consultoria con Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), se trabajan estrategias para comprender y regular la relación con la comida.

  • Identificar el hambre emocional aprender a diferenciar entre comer por necesidad física y hacerlo para calmar emociones.
  • Reconocer los disparadores: situaciones, pensamientos o emociones que llevan a comer sin hambre.
  • Desarrollar autocompasión: reemplazar la culpa por comprensión, entendiendo que el autocuidado no nace del castigo.
  • Buscar placer más allá de la comida: reconectar con actividades gratificantes que liberen dopamina y serotonina de forma saludable.
  • Aprender a escuchar el cuerpo: practicar la alimentación consciente (mindful eating) para recuperar la conexión con las señales internas de saciedad y hambre.

La obesidad como enfermedad, no como falta de voluntad
Una de las ideas más peligrosas y extendidas sobre la obesidad es que es una consecuencia exclusiva de “malos hábitos” o “falta de disciplina”, explica la Psicologa. 

Este enfoque simplista ignora que la obesidad es una enfermedad crónica con múltiples causas: genéticas, metabólicas, ambientales, psicológicas y sociales.

Como lo explica la profesional son tantos factores como el estrés crónico, el sueño inadecuado, ciertos medicamentos, desequilibrios hormonales y antecedentes familiares también juegan un rol importante en el desarrollo de esta condición.

La obesidad no solo se debe tratar desde el enfoque clínico, sino también desde la empatía y la conciencia social. 

El estigma por peso no solo es injusto, también es peligroso: puede agravar los problemas de salud mental, dificultar el acceso a atención médica y reducir la calidad de vida de quienes lo viven.

La obesidad no es falta de voluntad
Reducir la obesidad a “comer menos y moverse más” es simplista e injusto.

La evidencia científica muestra que la obesidad es una enfermedad compleja influida por factores genéticos, metabólicos, psicológicos, hormonales y sociales.

La obesidad va más allá de lo físico, existen estigmas y exclusión social que afectan la salud mental, generando ansiedad, depresión y aislamiento.

El  Día Mundial de la Salud Mental que se celebra mañana 10 de octubre y del Día Nacional de la lucha contra la Obesidad , es una oportunidad para crear conciencia, mejorar la comprensión y fomentar la acción sobre problemas de salud.

La obesidad  y la salud mental esta enfermedad crónica y multifactorial  van de la mano afecta a millones de personas en el mundo. 

Desde la Psicología, el abordaje de la obesidad va mucho más allá de contar calorías o seguir una dieta asi lo indica la Lic. Liz Aguiar Jefa del área de Psicologia del Hospital IPS Ingavi implica comprender las emociones, los pensamientos y los comportamientos que la acompañan.

La obesidad es una condición médica caracterizada por una acumulación excesiva de grasa corporal que puede impactar de manera significativa en la salud física y mental. 

Si bien es ampliamente conocida por su relación con enfermedades como la diabetes o los problemas cardiovasculares, menos se habla del impacto emocional que sufren las personas con obesidad debido al estigma social, los prejuicios y la exclusión.

Existe una relación bidireccional
Por un lado, los trastornos de ansiedad, depresión, baja autoestima o estrés crónico pueden predisponer a una alimentación desregulada.

Por otro, el estigma social, la frustración por los intentos fallidos de bajar de peso y la autocrítica constante pueden deteriorar la salud mental, generando un círculo vicioso difícil de romper.

La comida y las emociones
En ese sentido Aguiar refiere que la comida, en muchos casos, se convierte en un regulador emocional como por ejemplo  comer para calmar la tristeza, el enojo, la soledad o el aburrimiento. Esta “conducta emocional con la comida” puede aliviar temporalmente el malestar, pero a largo plazo refuerza la culpa y la autoimagen negativa.

¿Lic. Aguiar cómo gestionar la conducta emocional con la comida?
Se trabaja en cl consultoria con Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), se trabajan estrategias para comprender y regular la relación con la comida.

Identificar el hambre emocional aprender a diferenciar entre comer por necesidad física y hacerlo para calmar emociones.

Reconocer los disparadores: situaciones, pensamientos o emociones que llevan a comer sin hambre.

Desarrollar autocompasión: reemplazar la culpa por comprensión, entendiendo que el autocuidado no nace del castigo.

Buscar placer más allá de la comida: reconectar con actividades gratificantes que liberen dopamina y serotonina de forma saludable.

Aprender a escuchar el cuerpo: practicar la alimentación consciente (mindful eating) para recuperar la conexión con las señales internas de saciedad y hambre.

La obesidad como enfermedad, no como falta de voluntad
Una de las ideas más peligrosas y extendidas sobre la obesidad es que es una consecuencia exclusiva de “malos hábitos” o “falta de disciplina”, explica la Psicologa. 

Este enfoque simplista ignora que la obesidad es una enfermedad crónica con múltiples causas: genéticas, metabólicas, ambientales, psicológicas y sociales.

Como lo explica la profesional son tantos factores como el estrés crónico, el sueño inadecuado, ciertos medicamentos, desequilibrios hormonales y antecedentes familiares también juegan un rol importante en el desarrollo de esta condición.

La obesidad no solo se debe tratar desde el enfoque clínico, sino también desde la empatía y la conciencia social. 

El estigma por peso no solo es injusto, también es peligroso: puede agravar los problemas de salud mental, dificultar el acceso a atención médica y reducir la calidad de vida de quienes lo viven.

La obesidad no es falta de voluntad
Reducir la obesidad a “comer menos y moverse más” es simplista e injusto.

La evidencia científica muestra que la obesidad es una enfermedad compleja influida por factores genéticos, metabólicos, psicológicos, hormonales y sociales.

No se trata de falta de voluntad, sino de mecanismos biológicos y emocionales que intervienen en la autorregulación y en la forma en que el cuerpo responde a los intentos de restricción.

Obesidad infantil y entorno familiar
En la infancia, el entorno familiar tiene un papel decisivo.

Cuando los niños crecen en contextos inestables, con poca contención emocional, altos niveles de estrés o conflictos familiares, la comida puede convertirse en una fuente de consuelo o control.

Además, los modelos parentales (cómo los adultos se relacionan con su propio cuerpo, la comida y la autoimagen) influyen directamente en los hábitos de los niños.

La prevención pasa por fomentar rutinas familiares saludables, compartir comidas sin pantallas, validar las emociones y promover el movimiento como parte del bienestar, no como castigo.

Estigmatización social en la  adolescencia
La adolescencia es una etapa crítica donde la imagen corporal y la aceptación social cobran gran relevancia.

Los adolescentes con sobrepeso u obesidad suelen ser víctimas de burlas, exclusión o comentarios crueles, lo que incrementa el riesgo de ansiedad, aislamiento y trastornos de la conducta alimentaria.

Desde la psicología se promueve una educación emocional y corporal positiva, basada en el respeto, la diversidad y la autoaceptación. Los profesionales deben acompañar sin juicios, ayudando a los jóvenes a reconstruir su autoestima y sentido de identidad más allá del cuerpo.

En esta semana de la salud mental abordar la obesidad desde la psicología implica mirar más allá del cuerpo implica sanar la mente, comprender la historia emocional detrás de cada síntoma y acompañar con empatía y ciencia.

La verdadera transformación comienza cuando dejamos de castigarnos y empezamos a escuchar, comprender y cuidar nuestro mundo interno.