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Unas 741 mujeres recibieron acompañamiento clínico para prevenir la depresión post parto en Programas de Salud

Unas 741 mujeres recibieron acompañamiento clínico para prevenir la depresión post parto en Programas de Salud

“Ser madre implica un renacimiento emocional. No es sencillo ni lineal tampoco siempre alegre. Hablar de la depresión postparto es visibilizar un dolor silenciado por siglos” resaltó la Lic. Griselda Méndez, psicóloga clínica del departamento de Programas de Salud. 

El equipo de psicología realizó unas 15 charlas educativas y unos 741 acompañamientos clínicos para madres durante la lactancia materna en los primeros meses del año 2025. 

¿Qué es la depresión postparto?
“La depresión postparto es un trastorno del estado de ánimo que puede surgir días, semanas o incluso meses después del nacimiento del bebé. A diferencia del “baby blues”, el cual es transitorio, la depresión postparto persiste en el tiempo, afecta el bienestar de la madre, su vínculo con el bebé y la dinámica familiar”.

¿Qué síntomas presenta? 

  • Tristeza profunda y llanto frecuente sin causa clara.
  • Cansancio extremo o insomnio persistente.
  • Irritabilidad o ansiedad intensificada.
  • Dificultad para conectarse emocionalmente con el bebé.
  • Sentimientos de culpa, desesperanza o incapacidad.
  • Pensamientos intrusivos o miedo constante.

Prevención desde la psicología: cuidar antes de que duela
Según la profesional “La prevención es un pilar fundamental desde la psicología perinatal. Es necesario comprender que una intervención temprana —incluso antes del nacimiento del bebé— puede reducir significativamente el impacto emocional del puerperio”.

“Durante el embarazo, las mujeres pueden atravesar duelos (por su cuerpo, su identidad, su vida anterior), temores profundos y contradicciones afectivas. Por ello es clave generar espacios de escucha activa, en donde se sientan habilitadas a expresar sus emociones sin ser juzgadas” explicó.

Los profesionales de la salud deben contemplar estos aspectos emocionales, fomentando redes de apoyo, promoviendo el autocuidado y capacitando también a quienes acompañan a la madre. Las consultas prenatales no deberían limitarse solo al plano físico sino integrar también un enfoque psicológico preventivo.

“Hablar de prevención también implica derribar mandatos: no toda mujer se siente plena al convertirse en madre y eso no la hace menos valiosa. Validar esa experiencia es un acto terapéutico en sí mismo” instó la Lic. Méndez.

El entorno como red de contención emocional
“El entorno inmediato —pareja, familia, amistades— cumple un rol fundamental en la salud emocional de la puérpera. Muchas veces, sin quererlo, este entorno puede exigir, juzgar o invisibilizar el malestar materno, agravando la situación”.

Es fundamental que las personas cercanas puedan:

  • Escuchar sin interrumpir, sin minimizar ni tratar de “arreglar” lo que siente.
  • Sostener con gestos concretos: preparar una comida, ocuparse del bebé, ofrecer tiempo para que la madre descanse.
  • Acompañar sin invadir, mostrando disponibilidad pero también respeto por los espacios de intimidad.
  • Observar con sensibilidad cambios anímicos, aislamiento o frases de agotamiento extremo y animar con empatía a buscar apoyo si es necesario.

El bienestar materno no es un lujo: es una necesidad prioritaria
“La cultura muchas veces idealiza la maternidad como una experiencia naturalmente feliz. Una madre sostenida emocionalmente tiene más recursos para sostener a su bebé. 

Por eso cuidar a quien cuida es una forma indirecta —pero poderosa— de proteger también al recién nacido”.

“Acompañar a una mujer en esta etapa es un acto de humanidad. Implica mirarla más allá del rol materno, respetar su proceso y recordarle que no está sola.

Porque para sostener, primero hay que ser sostenida”, finalizó.