
La Dra. Lourdes Miranda, especialista en Diabetología del IPS Ingavi, nos habla sobre la diabetes y señala que esta patología es cada vez más reconocida como un problema de salud pública mundial, por las secuelas que van dejando a su paso, como la nefropatía, retinopatía, neuropatía y vasculopatía, siendo esta última una de las más frecuentes y temidas, ya que no solo amenaza seriamente a las extremidades, el llamado Pie Diabético, sino también la vida del paciente.
La Dra. Miranda indica que, según la OMS, el Pie Diabético se define como la presencia de infección, ulceración y destrucción de tejidos profundos, asociados con neuropatía y vasculopatía en el pie de pacientes que lo padecen. Si bien no todas las personas con diabetes desarrollarán esta complicación, todas deberán aprender a cuidar sus pies.
También menciona que hay que estar alerta ante los primeros síntomas del pie diabético como hormigueos, entumecimiento, ardor, calor o frío, pérdida de sensibilidad al tacto, deformidades de los pies, calambres o dolores punzantes, que tal vez puedan pasar desapercibidos para el paciente.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Entre los factores de riesgo tenemos: mal control glucémico, tabaquismo, lesiones en los pies sobre prominencias óseas, deformidades en los pies, callos, úlceras previas, neuropatías, enfermedad arterial periférica. En estos pacientes, una simple herida puede progresar a osteomielitis sin que el paciente lo perciba.
¿Cómo podemos prevenir el pie diabético?
La especialista enfatiza que la prevención es la mejor herramienta para evitar complicaciones graves, como las amputaciones, siendo el pilar fundamental la educación, examen clínico frecuente, detección e identificación temprana de las lesiones en pie.
Para ello, se deben seguir ciertas recomendaciones:
- Educar al paciente y a sus familiares en cada consulta médica sobre la importancia del autocuidado de los pies.
- Motivar al paciente a mantener y reforzar sus cuidados en el entorno domiciliario.
- Inspección diaria, utilizando un espejo si es necesario, buscando heridas, ampollas, problemas de uñas, etc.
- Higiene: lavar sus pies con agua tibia y jabón suave, luego secarlos bien, sobre todo entre los dedos.
- Hidratación: aplicar crema hidratante en los pies, para evitar la sequedad de piel y prevenir infecciones.
- Cuidado de las uñas: cortándolas en forma recta, sin rebordes, para prevenir complicaciones.
- Calcetines y calzados: usar calcetines limpios y secos, generalmente de algodón sin costura, y calzados cómodos que se ajusten bien. No caminar descalzo.
- Advertir sobre los riesgos del tabaquismo, dado su impacto negativo sobre la microcirculación y la cicatrización.
- Evaluación por podólogo si tiene problemas de uñas, callos o durezas.
- Realizar actividad física, para mejorar la circulación sanguínea.
- Mantener una dieta saludable, con seguimiento nutricional.
Finalmente, la especialista aconseja acudir al menos cada tres meses a consulta con su diabetólogo o endocrinólogo, para una evaluación integral y, de ser necesario, referir a otros especialistas, ya que esta enfermedad conlleva consecuencias significativas tanto para el paciente como para su entorno. Para el paciente, puede causar dolor, pérdida de sensibilidad, úlceras y, en casos graves, amputaciones. Para el entorno, puede generar impacto emocional, económico y social, debido a la necesidad de cuidados y tratamientos prolongados.

