
Convertirse en madre es una de las experiencias más transformadoras de la vida, pero también una de las más demandantes. Tras el nacimiento de un bebé, el cuerpo y la mente de la madre atraviesan un proceso de recuperación y adaptación que, muchas veces, queda en segundo plano. La sociedad idealiza la maternidad como una entrega absoluta, generando culpa en las mujeres que intentan tomarse un momento para sí mismas. Sin embargo, la realidad es clara: una madre que se cuida también cuida mejor.
El postparto puede ser agotador tanto física como emocionalmente. Es natural querer estar cada segundo con el bebé, pero es igual de importante comprender que tomarse un respiro, descansar y desconectarse unos minutos no es abandono, sino autocuidado. El equilibrio entre el bienestar materno y el cuidado del bebé es clave para una maternidad saludable.
En el Hospital Central del IPS, las madres reciben apoyo psicológico desde su internación, según lo requieran, y luego continúan con atención ambulatoria en el Servicio de Psicología. La licenciada en Psicología Clínica y médico general María Cristina Medina, especialista en puerperio, enfatiza la importancia de este acompañamiento: “El bienestar de la madre repercute directamente en el bienestar del bebé. Cuidarse no es un acto egoísta, sino una necesidad para brindar el amor y la atención que el bebé necesita.”
Descansar no es un lujo, es una necesidad. Después del parto, el cuerpo necesita reponerse y adaptarse a los cambios hormonales. Darle espacio a la recuperación permite que la madre se sienta más fuerte y capaz. Además, el bienestar emocional es fundamental: reducir el estrés y la ansiedad ayuda a prevenir la depresión posparto y fortalece el vínculo con el bebé.
La lactancia materna es otro factor clave en esta etapa. Aunque refuerza el lazo madre-hijo, puede ser agotadora. Por eso, el apoyo de la pareja y la familia es fundamental para que la madre pueda amamantar en un entorno seguro y sin presiones.
Romper con la culpa es un paso necesario. Tomarse un tiempo para una misma no es sinónimo de descuido, sino de amor propio y responsabilidad. La maternidad no se mide en sacrificio, sino en equilibrio. Mamá feliz, bebé feliz.