Menu

El sol deja huella: la diferencia entre la piel protegida y la expuesta

¿Alguna vez comparaste la piel de tu brazo con la de tu abdomen? La diferencia puede ser sorprendente. Esto ocurre porque la ropa actúa como un protector natural contra la radiación solar, bloqueando gran parte de sus efectos nocivos. En cambio, los brazos, que han estado expuestos al sol desde la infancia, reciben una acumulación constante de radiación sin la misma protección.

Esta exposición prolongada genera fotodaño, que puede manifestarse de distintas formas:

  • Manchas marrones (hiperpigmentación)
  • Manchas blancas (hipopigmentación)
  • ⁠Manchas rojas o lilas por daño en los vasos sanguíneos
  • Zonas ásperas y descamadas, que pueden ser lesiones premalignas

El envejecimiento prematuro, la pérdida de elasticidad y el riesgo de cáncer de piel son algunas de las consecuencias más preocupantes de la radiación solar acumulada.

La buena noticia es que podemos prevenir este daño:

  • Usar protector solar diariamente, incluso en días nublados 
  • ⁠Cubrir la piel con ropa adecuada, gafas de sol y sombreros 
  • Evitar la exposición en las horas de mayor radiación (de 10 a 16 * ⁠Hidratar la piel y realizar chequeos dermatológicos regulares

El sol deja su marca con el tiempo, pero proteger tu piel hoy puede marcar la diferencia en el futuro.