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Homenaje a los médicos, enfermería y a los administrativos por el 1-A

El domingo 1 de agosto del 2004 significó un antes y un después para toda la República del Paraguay.

La tragedia del Ycuá Bolaños tomó como uno de los principales centros de auxilio al Hospital Central del Instituto de Previsión Social, teniendo en cuenta la cercanía y la envergadura de tal suceso que enlutó a todo el país. 

En aquella fecha acudieron al llamado todos los médicos, personal de enfermería y administrativos de guardia y los que se encontraban en sus hogares, con el fin de socorrer a las víctimas quienes fueron trasladadas en caravanas de ambulancias y carros de bomberos a la previsional. 

El doctor Osvaldo Aquino, jefe del Cirugía Plástica y Quemados, quien en ese entonces se desempeñaba como jefe de sala, se encontraba en un acontecimiento familiar cuando recibió el llamado de que ocurrió una explosión y gran incendio en un supermercado y que los bomberos estaban llegando al IPS con una gran cantidad de quemados.

“Era una gran cantidad de carros de bomberos, no era algo usual. Realmente fue desesperante porque ya nos esperaban como tres ambulancias bajando pacientes con camillas o se bajaban por cuenta propia. Todas las personas llenas de hollín. El piso de loza roja, se volvió negro”.

“No paraba la llegada de los pacientes, no solo con quemaduras de la piel sino la mayoría eran por quemaduras inhalatorias. Por medio de las autoridades del hospital, todos los especialistas llegaron a ayudarnos porque nos vimos sobrepasados por la cantidad de personas. Estaban por todo el pasillo, la rampa y dentro del hospital”.

“Destaco la gran solidaridad de todos los colegas quienes se venían a poner a disposición porque se presentaban con nombre y apellido y decían que eran de Dermatología, Ginecología. Vinieron de todas partes a ayudarnos”. 

Se atendieron a 126 pacientes
El Dr. Aquino resalta que “el trabajo no solo duró un día sino meses con la identificación de pacientes piso por piso, en donde hubiese lugar”. 

“Este servicio hizo un trabajo maravilloso y vivimos las terribles experiencias de familias enteras que fallecieron y muchas historias de vida de nuestros pacientes”.

“Nadie está preparado para una catástrofe como esta. Sin embargo, primeramente me gustaría señalar la solidaridad de los miembros de este hospital y seguidamente la capacidad de los profesionales de la institución, quienes aunque éramos pocos, supimos unirnos ante esa situación”.