El Accidente Cerebro Vascular (ACV) es la segunda causa de muerte en el mundo y la principal causa de discapacidad funcional.
En el 80% de los casos, el ACV es de tipo isquémico, o sea, es causado por obstrucción de una arteria que lleva sangre al cerebro. Cuando eso sucede, las neuronas comienzan a sufrir la falta de oxigeno y mueren a una tasa de 1,9 millones por minuto.
El ACV es una enfermedad que tiene tratamiento, pero es de vital importancia dar a conocer que ese tratamiento es una emergencia médica. Es por eso que frente a un paciente con ACV es necesario que la atención y el tratamiento sean con suma rapidez. El tratamiento consiste en administración de un tratamiento trombolítico, que cuando se administra en la vena puede disolver los coágulos que obstruyen las arterias del cerebro. Por el riesgo de sangrado, el tratamiento solo puede ser administrado hasta las 4,5 horas desde el inicio de los síntomas.
Frente a un paciente con signos de un ACV (boca torcida, dificultad para hablar, perdida de la fuerza de la mitad del cuerpo) las personas deben llamar a SEME 171 para que sean trasladados con urgencia a centros especializados como el Hospital Central del Instituto de Previsión Social (HCIPS) o el Hospital de Clínicas, únicos centros públicos que realizan este tratamiento.
En el HCIPS se encuentra en marcha un sistema de atención especializada para estos pacientes que consiste en la activación del “Código ictus”, que tiene por objetivo acelerar el tiempo de atención y acortar el tiempo entre que el paciente acude al hospital y recibe el tratamiento.
Para la implementación de este código existe un sistema de trabajo coordinado entre el personal médico y de enfermería del Servicio de Urgencias, los médicos neurólogos y el Servicio de Medicina por Imágenes; sin este trabajo en equipo sería muy dificultoso el acceso de los pacientes a este tratamiento.
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