Menu

Unos 600 pacientes consultan en la Unidad de Nutrición del IPS en el CAA

Un viejo refrán dice que “somos lo que comemos”, pues es así. Toda la salud depende de todo lo que consumimos y con el tiempo o de forma inmediata nos va pasando la factura. En el día del nutricionista te comentamos que unas 600 personas aproximadamente, pasan mensualmente por la unidad de nutrición ubicada en el Centro de Atención Ambulatoria del IPS.
Siempre se piensa que la consulta con  una o a un nutricionista es por cuestiones de vanidad, sin embargo, nada más lejos de la verdad. Actualmente, la gran mayoría según menciona la Dra. Estela Servín, jefa de la Unidad,  la mayoría de las   consultas tienen que ver por razones de salud y no tanto por estética o simplemente por verse mejor, se trata de personas con diabetes u obesidad.
Para acceder a estos servicios, uno puede agendarse a través del Call Center, para el Hospital Central o para cualquiera de las clínicas periféricas que posean este servicio.
La Unidad de nutrición, cuyo nombre es mucho más  amplio, porque abarca varios aspectos dentro del Hospital Central, no solo las consultas, sino también la nutrición de todos los internados en el lugar, se lo conoce con el nombre de Unidad de Nutrición del Centro de Reconstitución de Citostasticos y Mezclas de Nutrición Parenteral, dependiente de la Dirección de Apoyo y Servicios del Hospital Central.
El rol del nutricionista, como profesional dentro de la  salud pública consiste en la prevención y promoción de la salud de las personas, a nivel individual o colectivo.
Haciendo referencia a la historia, en el siglo IV a.C., el médico griego Hipócrates escribió el famoso juramento: "Deja que la comida sea tu medicina, y la medicina tu comida”.
Por lo tanto, consultar para una buena orientación, es pensar en  una buena alimentación que favorecerá la salud personal  e incluso prevenir enfermedades.
Tener conocimientos de nutrición, orientados por los profesionales de la misma, permite, empoderarse en la salud individual, sobre todo en ahorrar una importante cantidad de dinero, en medicamentos que se consumen, por consecuencia de una mala alimentación.