6 de noviembre 2025 - 13.43 hs.
En el marco del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, conmemorado el primer jueves de noviembre por la UNESCO, en ese contexto el equipo de Psicología del Hospital Central del IPS recuerda la importancia de la prevención, la detección temprana y el acompañamiento familiar en los casos de maltrato entre pares en el contexto escolar.
La licenciada Rossana Caballero, integrante del Servicio de Psicología, señaló que un alto porcentaje de los niños de entre 7 y 12 años que acuden a consulta lo hacen a causa de situaciones de violencia escolar, siendo las más frecuentes el acoso psicológico, el acoso sexual y el ciberacoso.
Además, la profesional atiende de forma regular casos vinculados a neurodesarrollo, trastorno del espectro autista y situaciones de abuso escolar. Destacó que, dentro de estas consultas, aproximadamente el 50% corresponde a niños que sufren acoso escolar, lo que evidencia la magnitud del problema.
“En el caso del ciberbullying, los compañeros suelen tomar fotografías, crear stickers y compartirlos en grupos para burlarse. También se presentan bromas relacionadas con características físicas, comentarios de tinte sexual o burlas hacia niños con dificultades de aprendizaje o con mayor timidez”, explicó.
La Lic. Caballero destacó que la reacción de los niños ante el acoso depende en gran medida del acompañamiento familiar.
“Cuando el niño se siente protegido y escuchado por sus padres, desarrolla mayor resistencia emocional. El rol de la familia es fundamental: observar cambios de conducta, dedicar tiempo de calidad, conversar sobre el día escolar y fortalecer su autoestima”, afirmó.
Asimismo, recordó que el juego al aire libre, el contacto con la naturaleza y la reducción del tiempo frente a pantallas favorecen el bienestar emocional infantil.
“La palabra clave es pasar tiempo con los hijos. De ahí parte todo: los buenos y malos comportamientos”, remarcó.
Desde el Servicio de Psicología, los profesionales realizan una evaluación integral de cada caso y trabajan en la identificación y fortalecimiento de habilidades individuales, ya sea en el área cognitiva, creativa o social.
Un ejemplo citado por la profesional fue el caso de un niño que era llamado “capibara” por su aspecto físico y cabello. A partir de una intervención terapéutica, se resignificó el apodo:
“Le mostramos que el capibara es un animal querido y valorado. Ese simple cambio de mirada fortaleció su autoestima”, comentó.
“Es importante el acompañamiento de todo el entorno familiar escolar y social, de manera a que todos juntos podamos erradicar está problemática” finalizó mencionando Caballero.

