Menu

Cómo afrontar la verdad y superar la negación ante una enfermedad grave

Cómo afrontar la verdad y superar la negación ante una enfermedad grave

La noticia de una grave enfermedad supone un shock, un trauma. Cuando esto ocurre, la persona deja de procesar información. Se siente sobrepasada por la situación y va a necesitar tiempo para procesarlo. En algunas ocasiones, incluso del apoyo de un profesional para ayudarle a asimilarlo.

Este mecanismo de defensa psicológico en el que el paciente rechaza reconocer la gravedad o la existencia de su condición médica, es muy frecuente dentro del ámbito de la salud, especialmente cuando se trata de enfermedades graves o diagnósticos que implican un gran impacto emocional, es común encontrarnos con una respuesta que, aunque parezca irracional, forma parte del mecanismo natural de defensa del ser humano así lo afirma Liz Aguiar profesional de salud mental del Hospital IPS Ingavi .

Frases como “ esto no me está pasando a mí”. No hace falta el psicólogo, está bien, solo se está haciendo el fuerte"”.
 
Entonces hablemos de qué es la negación
Es una respuesta psicológica inconsciente, mediante la cual una persona se protege del dolor emocional que representa aceptar una realidad difícil, como un diagnóstico médico, una recaída, o la necesidad urgente de iniciar o continuar un tratamiento. Es, en cierto modo, una forma de decir: “esto no me está pasando a mí”.

Pero cuando esta negación se prolonga o interfiere en la toma de decisiones médicas, puede volverse peligrosa. El paciente minimiza sus síntomas, rechaza procedimientos, o insiste en recibir el alta cuando aún no está en condiciones, comprometiendo su evolución clínica.

Cuando la negación habita una cama de hospital
La negación en pacientes hospitalizados puede adoptar formas muy concretas:

    • Rechazo a tratamientos o a la medicación indicada.
    • Negativa a aceptar la gravedad del diagnóstico.
    • Desinterés por su cuidado personal o signos de irritabilidad con el personal.
    • Frases como “me voy mañana aunque digan que no puedo” o “esto es solo una gripe, nada más”.

Esta actitud no debe interpretarse como rebeldía ni ingratitud, sino como un signo de profundo impacto emocional. El entorno hospitalario, el alejamiento de seres queridos, y la pérdida de control sobre la propia vida pueden activar mecanismos defensivos intensos, donde la negación se vuelve un refugio.

¿Y la familia? La otra cara de la negación
La familia también puede formar parte de este proceso negador. En su afán por proteger o no sufrir, niegan la realidad del paciente y, en ocasiones, lo desautorizan frente al equipo médico:

    •    “No le digan nada todavía, no está preparado”.
    •    “No hace falta el psicólogo, está bien, solo se está haciendo el fuerte”.

Esto, aunque comprensible, puede aislar emocionalmente al paciente, dificultar el abordaje clínico y dejar sin nombrar aquello que más duele y más necesita ser acompañado.

El rol  tan importante del personal de blanco en caso de mediación entre la técnica y el alma

Aguiar menciona que el personal de salud se encuentra muchas veces en una encrucijada por un lado, la necesidad clínica de actuar con rapidez y eficacia, y por otro, el cuidado emocional de un paciente que se resiste a aceptar su estado.

En estos casos, la escucha empática, la paciencia y el trabajo en equipo son fundamentales.

Es importante que médicos, enfermeros y auxiliares no tomen la negación como una barrera personal, sino como una expresión emocional que requiere acompañamiento, no confrontación.

Algunas estrategias útiles para el personal:

    •    Validar el miedo y la incertidumbre del paciente antes de insistir en el tratamiento.
    •    Utilizar lenguaje claro pero respetuoso.
    •    Derivar al equipo de salud mental ante signos de negación persistente o desregulación emocional.
    •    Evitar frases despectivas como “no quiere entender” o “hace drama”, que solo refuerzan el distanciamiento afectivo.

¿Qué puede hacer el hospital?
Desde una mirada institucional, es posible crear entornos que favorezcan la contención emocional de pacientes y familias, especialmente cuando se enfrentan a diagnósticos difíciles o procesos de hospitalización prolongada.

  • Comunicación empática.
  • Intervenciones tempranas del equipo de psicología, no solo cuando hay crisis, sino como parte del abordaje integral.
  • Espacios de conversación con las familias, donde se pueda acompañar el proceso emocional, no solo informar diagnósticos.
  • Humanización del entorno hospitalario, integrando actividades de contención emocional, apoyo espiritual y recreación en internaciones largas.
  • Acompañamiento al personal de blanco, que muchas veces también se enfrenta al desgaste emocional de trabajar con pacientes que niegan, sufren o mueren.

¿Y cuándo ya se hizo todo lo humanamente posible?
Esto es fundamental más en los casos donde el pronóstico es irreversible y la medicina ha hecho su parte, la negación puede volverse más fuerte que nunca. En estas situaciones, lo más importante ya no es curar, sino cuidar, acompañar y permitir que la persona transite su proceso con respeto y dignidad.

Desde el área de Psicología del Hospital de IPS Ingavi , nuestro trabajo es acompañar estos momentos donde implica:

    •    Permitir que el paciente hable (o guarde silencio), sin presiones.
    •    Facilitárle el cierre emocional con sus seres queridos.
    •    Sostener a la familia en su propio proceso de duelo anticipado.
    •    Ayudar al equipo de salud a tolerar la impotencia médica, sin perder la vocación humanitaria.

Finalizando la nota Aguiar señala que aceptar una enfermedad no es rendirse. Es mirar de frente, con miedo, pero con verdad. Es darle valor al tiempo que queda, al amor que se puede seguir dando, y a la posibilidad de cerrar ciclos con paz.