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Residente: más allá de la bata

Residente: más allá de la bata

Rodolfo, un joven que dejó todo por un sueño y hoy inspira desde el quirófano.

El Dr. Rodolfo Rolón llegó desde Concepción con una mochila al hombro, un termo de tereré y sin conocer el Instituto de Previsión Social. Dejó su ciudad, su familia y su rutina con una sola meta: convertirse en cirujano general.

“Dejé mi ciudad y mi gente por un sueño. Al principio no fue fácil… no conocía a nadie ni siquiera los pasillos del hospital, pero sabía a qué venía: a aprender, a formarme, y a dar lo mejor de mí por cada paciente.”

Hoy, en su último año de residencia, mira hacia atrás y reconoce que todo el esfuerzo valió la pena. Cada guardia interminable, cada madrugada en quirófano, cada decisión difícil, lo fue transformando.

Su primera cirugía como ayudante fue una apendicectomía junto al jefe de servicio. “Estaba super nervioso, pero salió todo bien. La paciente me agradeció con tanto cariño que entendí, en ese momento, que esto era lo mío.”

Entre tantos casos, hay uno que lo marcó profundamente. “Era 24 de diciembre, al mediodía. Un joven de 18 años tuvo un accidente en moto y lo operamos de urgencia. En cinco días recibió el alta. Cuando volvió al control, me trajo un regalo. Su mamá me besó la mano y me dijo: ‘Le salvaste la vida a mi hijo’. Se me puso la piel de gallina… no hay palabras para describir lo que sentí.”

Para Rodolfo, el IPS es, sin dudas, el mejor lugar del país para formarse en cirugía. “Por la cantidad de pacientes que uno ve, por la complejidad de los casos que manejamos, y sobre todo por las innovaciones con la que uno va a aprendiendo por sobre todo en laparoscopia ”

A los nuevos residentes que recién comienzan, les deja un mensaje claro:
“Es una gran etapa de esfuerzo y sacrificio, pero que se supera si tenés gente que te acompañe, que te escuche, que te ayude en los momentos malos. Porque la recompensa es increíble. Cambiás como profesional… y como persona.”

En el IPS, como Rodolfo, cientos de médicos jóvenes apuestan por su vocación. Y detrás de cada bata blanca, hay historias de lucha, compromiso y humanidad. Historias que vale la pena contar.