

Pía Isabella nació con tan solo 24 semanas de gestación y 600 gramos de peso, enfrentando uno de los escenarios más complejos que puede atravesar un recién nacido. Sin embargo, gracias a un manejo humano, organizado y centrado en el neurodesarrollo, hoy Pía tiene 96 días de vida, ha alcanzado las 38 semanas de edad gestacional corregida, pesa 2.800 gramos, toma pecho materno directo, se encuentra sin sonda y en plena preparación para el alta médica.
“Este logro fue posible gracias al trabajo coordinado del servicio de Neonatología del Hospital Central del IPS, bajo la jefatura de la Dra. Gloria Riveros con el respaldo del departamento de Pediatría liderado por la Dra. Cristina Ghezzi. Resaltando, a su vez, el compromiso diario de un equipo multidisciplinario apasionado por el cuidado de los recién nacidos” indicó la Dra. Rufina Huber, médica del servicio de Neonatología del Hospital Central.
“Desde el primer momento, la guardia del día lunes, al recibir a Pía en sala de partos, activó la Hora de Oro cumpliendo rigurosamente los pasos que garantizan el inicio oportuno y organizado del tratamiento en estos casos críticos. Fue ingresada a la Sala 6, de la cual estoy a cargo y en donde comenzó el camino de su recuperación”.
Durante las semanas más críticas, la Dra. Rufina Huber lideró el abordaje clínico de Pía, implementando un plan de cuidado centrado en el desarrollo neurológico, la mínima manipulación, el apego temprano y la leche materna exclusiva desde los primeros días.
“Desde el primer momento, diseñamos un cuidado respetuoso, con mínima intervención, contacto con la familia y administrando leche materna como eje de recuperación. Pía respondió con fortaleza. Hoy verla en brazos de su madre -tomando pecho- es el reflejo de todo lo que creemos como equipo” señaló la Dra. Huber.
“Hace 15 días Pía fue trasladada a la sala de Cuidados Intermedios, en donde continúa bajo el seguimiento de la Dra. Denisse Duarte. Evolucionando con estabilidad, sin requerimientos invasivos, y creciendo en un entorno donde el cuidado sigue siendo cercano, profesional y humano” añadió.
“Llegar a donde estamos hoy es un milagro”
Celeste, la madre de Pía agradeció profundamente a los profesionales del servicio y de Lactancia Materna por las atenciones recibidas y el trato humanizado. También a su familia, amigos y compañeros de facultad y trabajo por el inmenso acompañamiento.
“Venimos de la ciudad de Mariano Roque Alonso. Tengo un hijo de 8 años y este es mi segundo embarazo a pesar de las pocas probabilidades. Pía Isabella recibió ese nombre porque somos devotos del Padre Pío y porque significa “promesa de Dios”. Ella es un milagro. Siempre hay varios caminos en la medicina, pero creo que todos los caminos que se tomaron fueron los correctos, por eso Ella está hoy con nosotros” explicó emocionada.
Acompañamiento con entrega, dedicación y ternura diaria
“Queremos agradecer profundamente a la familia de Pía, por su confianza en el equipo de salud, por su presencia constante, por el acompañamiento amoroso y su valentía. Su rol fue y sigue siendo fundamental en la evolución positiva de su hija” mencionó la profesional.
“Nuestro especial reconocimiento a las enfermeras de cabecera, Lic. Ana y Lic. Edith por su entrega, dedicación y ternura diaria. Así también a todos los enfermeros y enfermeras de los distintos turnos, cuyo trabajo silencioso y comprometido fue clave para sostener cada etapa del proceso de Pía”.
Un modelo de atención centrado en el neurodesarrollo y el vínculo
El enfoque aplicado en la sala incluye: Manipulación mínima y protección del sueño; Leche materna exclusiva como base del tratamiento; Acompañamiento constante de los padres; Estimulación temprana, musicoterapia, cuidado canguro y contención emocional; Trabajo coordinado entre médicos, enfermería, nutrición, terapia física, fonoaudiología y otras especialidades; Empatía profunda con los padres y la familia, brindando escucha activa, información clara y apoyo emocional en cada etapa del proceso.
“En nuestra sala, creemos que la conexión humana y el acompañamiento emocional son tan importantes como el tratamiento médico. La familia no es visitante: es parte del equipo terapéutico” resaltó la Dra. Huber.
“Pía es más que una sobreviviente. Es una historia de amor, ciencia, empatía y trabajo en equipo que nos recuerda que con humanidad y dedicación, los milagros suceden todos los días”.

