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Día Mundial de la Hipertensión: El tratamiento médico no farmacológico como pilar clave en el control de la presión arterial

Día Mundial de la Hipertensión: El tratamiento médico no farmacológico como pilar clave en el control de la presión arterial

En el marco del Día Mundial de la Hipertensión, el Dr. Eduardo Caballero Cáceres, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Central – HC IPS, compartió valiosa información sobre el tratamiento no farmacológico de la hipertensión arterial, destacando la importancia de abordar los factores de riesgo ambientales que influyen directamente en la presión arterial.

 “El tratamiento no farmacológico de la hipertensión es una herramienta fundamental y efectiva para prevenir y controlar esta enfermedad que afecta a millones de personas”, expresó el Dr. Caballero.

Entre los aspectos más importantes, el especialista destacó los siguientes puntos:

Alimentación y dieta

“Factores como la obesidad, el sobrepeso, la ingesta excesiva de sal y una dieta pobre en potasio, calcio, magnesio, proteínas vegetales, fibra y grasas de pescado, contribuyen al aumento de la presión arterial”, señaló.

El consumo excesivo de sodio, advirtió, “se asocia de forma independiente con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, tenga o no hipertensión el paciente”. Además, explicó que existe una sensibilidad a la sal en ciertos grupos, como personas de edad avanzada, pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), diabetes mellitus, síndrome metabólico, y población afrodescendiente.

Por otro lado, la ingesta de potasio se asocia inversamente con la presión arterial.

“Un mayor nivel de potasio atenúa el efecto del sodio. Se recomienda un consumo diario entre 3500 y 5000 mg, preferiblemente a través de la alimentación”, detalló el cardiólogo.

Entre los alimentos ricos en potasio, citó:

Tomate (100 g): 237 mg

Cebolla: 146 mg

Ajo: 401 mg

Banana: 358 mg

Naranja: 181 mg

Manzana: 107 mg

Salmón: 384 mg

Carne: 421 mg

Actividad física

“Existe una relación inversa entre la actividad física, la forma física y los niveles de presión arterial. Incluso niveles modestos de actividad pueden disminuir el riesgo de hipertensión incidente”, indicó.

En personas con presión elevada, el ejercicio aeróbico (90-150 minutos por semana) puede reducir entre 5 y 8 mmHg, y en personas sin hipertensión, entre 2 y 4 mmHg.

“El efecto reductor del ejercicio físico se ha demostrado repetidamente, tanto con entrenamiento aeróbico como de fuerza dinámica o ejercicio isométrico”, puntualizó.

Consumo de alcohol y cafeína

Sobre el alcohol, aclaró:

“El abuso eleva la presión arterial. Tomar moderadamente (hasta 3 bebidas estándar por día) no la aumenta, pero si no tomás, no se recomienda iniciar el hábito”.

En cuanto a la cafeína, recomendó limitar su consumo a menos de 300 mg por día:

“El consumo habitual de café puede elevar la presión arterial en forma aguda, pero no se asocia a largo plazo con un aumento sostenido de la presión o riesgo cardiovascular. Si ya tomás café, podés seguir haciéndolo con moderación; si no, evitar el exceso puede prevenir crisis hipertensivas”.

Uso de descongestionantes

“Los descongestionantes como la fenilefrina o pseudoefedrina deben usarse el menor tiempo posible y evitarse en casos de hipertensión grave o no controlada”, advirtió el Dr. Caballero.

Obesidad y pérdida de peso

“La pérdida de peso es clave: por cada kilo perdido, la presión arterial puede bajar hasta 1 mmHg”, explicó. Además, recomendó seguir una dieta saludable para el corazón, como la dieta DASH.

“Esta dieta rica en frutas, verduras y lácteos bajos en grasa puede reducir hasta 11 mmHg en hipertensos y 3 mmHg en personas sin hipertensión”, destacó.

Ingesta de sodio

 “La meta óptima de sodio en la dieta es menos de 1500 mg por día, aunque reducir al menos 1000 mg diarios ya genera un efecto beneficioso”, puntualizó.

Ejemplos comunes:

1 cucharadita de sal de mesa: 2325 mg de sodio

1 cucharada de salsa de soja: 1000 mg de sodio

“La reducción de sodio tiene un impacto directo: baja de 2 a 3 mmHg en personas sin hipertensión, y el doble o más en pacientes hipertensos”, concluyó.